Año 2010

En esta campaña de trabajo destacamos la ampliación del agujero que realizamos un año antes y la recuperación de aljibe.

Los trabajos realizados en el aljibe tuvieron cierta dificultad ante el importante relleno de grandes bloques de piedras, arenas de relleno con argamasa y otros residuos. Una vez concluida la limpieza, se pudo hacer un estudio concreto de sus características. La cisterna de Aitzorrotz es un hueco abierto a maza y pico por el cantero con una labra inteligente que redondeaba las esquinas para evitar la acumulación de la suciedad en los rincones y creaba a su vez paredes lisas, sin apenas fisuras. No cuenta con un forro de sillería como otros castillos de las mismas características lo que le convierte en un trabajo único dentro de la tipología de aljibe roquero.

La intención de anularlo tras el abandono del castillo quedaba evidente en dos huecos abiertos de forma intencionada que en el proceso de restauración se cerraron con piedra y argamasa para poder apreciar el trabajo en su conjunto.

Los materiales fueron importantes ya que la acumulación de relleno con tierras de partes aledañas dejaron evidencias medievales en monedas, apliques y cerámicas. Curiosamente una moneda de Sancho el Sabio (1154-1194) incrustada en la base de cal del aljibe aportaba una primera datación que coincidía con otras muestras referentes a la construcción del castillo.

La ampliación del sondeo dio también datos muy interesantes. Siguieron apareciendo los suelos medievales encontrados un año antes pero también una placa de madera con argamasa con restos de clavos para fijarla en el suelo. Junto a esta placa había restos de fuego y escorias de hierro junto con piedras areniscas que conservan colores rojizos provocados por el fuego. En las siguientes campañas también aparecieron pequeños restos de horno y nos ayudan a entender que se hicieron pequeños trabajos para realizar armas o herramientas hierro en etapas desde la Edad del Hierro hasta la Medieval.
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